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Huracán GABRIELLE se acerca a España: ¿cómo nos afectará realmente? Seamos honestos

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Cuidado con el alarmismo que estamos viendo estos días en redes sociales y en algunos medios de comunicación debido a la aproximación del huracán Gabrielle a las cercanías de la península Ibérica. En algunos casos se le está dando una importancia excesiva y bastante fuera de lugar, con la consecuente gran expectativa que eso puede estar generando entre el público general.

Realmente, los efectos que pueda llegar a tener no serían tan extremos ni van a tener nada que ver con “la idea de huracán” que tenemos sobre estos fenómenos en las sociedades en las que no solemos padecerlos (de ese aspecto hablaremos más adelante).

Lo cierto es que este sistema no tiene nada de especial en lo que al fenómeno se refiere, aunque sí que se ha intensificado de manera bastante más rápida de lo habitual hace unos días y sobre una zona particularmente cálida del Atlántico norte en estos momentos, lo que lo dota de cierta singularidad.

Sin embargo, más allá de este hecho, no es del todo excepcional que alguno de estos sistemas acabe de vez en cuando en las cercanías de España, sobre todo en esta época del año, avanzada la temporada de huracanes, como ha sucedido en otras ocasiones en las que también hemos encontrado sistemas de naturaleza tropical merodeando la zona de Azores, Madeira, Canarias o incluso directamente tocando tierra en territorio español (menos habitual esto último).

La evolución de Gabrielle es muy parecida a la que vemos en otros fines de temporada en el Atlántico norte, cuando estos sistemas se integran en la circulación general a la vez que provocan algunos impactos en la fachada occidental europea, ya sea como gran borrasca extratropical -que no huracán-, o directamente sin pena ni gloria como un simple vórtice de nubes bajas de lo que tiempo atrás fue un verdadero huracán.

Aquí en España tenemos algunos ejemplos evidentes como OpheliaLeslie o aquella curiosa Tormenta Subtropical Alpha en 2020, por nombrar algunos de los más recientes (a parte de los clásicos como Delta o Vince en 2005): se aproximaron a la península todavía con categoría de huracán -o muy cerca de ello- pero aún así no hubo efectos tan extremos ni generalizados en la meteorología de nuestro país como se puede llegar a pensar, más allá de algunas lluvias y vientos intensos muy localizados en la zona de impacto o, como el caso de Ophelia, con una surada cálida que contribuyó a un desastre ambiental de importantes proporciones en el norte peninsular al declararse una brutal oleada de incendios (pero aquello fue de la mano del hombre… no del fenómeno).

¿Puede Gabrielle llegar a alcanzar la península realmente?

Cada una de las líneas que dibuja el mapa superior son una posible trayectoria distinta para Gabrielle. Como vemos, una parte inicial del recorrido que efectuará estos próximos días está relativamente claro, ya que gran parte de las trayectorias evolucionan muy juntas y en la misma dirección al principio del recorrido.

Sin embargo, más allá de cierto plazo, cada línea toma un camino muy distinto al resto: esto es lo que llamamos “dispersión” en las previsiones, es decir; es una manera de ver la incertidumbre que existe a partir de cierto tramo de su recorrido, con esa apertura en abanico de rumbos muy diversos según cada escenario ejecutado por el modelo.

La mayoría de escenarios hacen avanzar a Gabrielle hasta las puertas de la península Ibérica, aproximándolo incluso a Portugal o las regiones del oeste/suroeste peninsular (incertidumbre todavía), pero lo justo como para que casi ni nos enteremos de su presencia en la mayor parte del país, o no al menos en forma de efectos «huracanados» como puede llegar a pensarse. Y aquí hay un punto importante.

En la comunidad meteorológica española tenemos a los sistemas tropicales muy idealizados por lo potentes que son en sus zonas habituales de latitudes tropicales, pero no hay que olvidar que el radio de acción de estos fenómenos es bastante reducido, a diferencia de las grandes borrascas atlánticas otoño-invernales que suelen afectar a varios miles de kilómetros a la redonda. La parte realmente poderosa de estos sistemas tropicales afecta sólo a una estrecha zona en torno al centro, mientras que inmediatamente alrededor de ellos sucede un comportamiento meteorológico bastante normal o incluso muy tranquilo.

Habitualmente se trata de un fenómeno de escala bastante más reducida de lo que se puede llegar a pensar. Más aún en el caso de éstos que se mueven por el Atlántico noreste, pues muchas veces son subtropicales-híbridos y de tamaño/comportamiento extraño respecto a sus hermanos más próximos a la zona de desarrollo principal en los trópicos.

Cierto es que algunos escenarios se aventuran a empujar a Gabrielle hasta la mismísima península, pero es importante entender que, aún en el hipotético caso de que llegase a alcanzar algún punto directo de Portugal o el oeste de España, tampoco cabría esperar nada tan extremo al encontrarse en un entorno muy poco favorable para su desarrollo y mantenimiento. Tan sólo se notaría en zonas muy concretas de la costa en su zona de impacto/roce con la península, así como en las regiones inmediatamente limítrofes. No en todo el país.

Gabrielle ha estado alcanzando su máximo desarrollo como huracán (CAT.4) en estos primeros días de la semana entre Bermudas y el archipiélago de las Azores, y podría ofrecer todavía una cierta simetría y vistosidad en las imágenes de satélite estos días a medida que se aproxime a Azores, antes del colapso definitivo de sus características tropicales en la recta final de esta semana. Aún así, los modelos insinúan cierto repunte al llegar a Azores, lo que podría provocar algunos problemas en el archipiélago.

En ese sentido, habrá que vigilar si se produce o no su proceso de extratropicalización (transición de ciclón tropical a borrasca común) al momento de interactuar al norte con la vaguada atlántica que la desplaza, ya que tienden a convertirse -ahí sí- en una potente borrasca extratropical más extensa e intensa. Aún así, en principio lo más probable es que, en caso de ocurrir una rápida profundización por extratropicalización, se daría mayormente sobre mar abierto, y si acaso con tendencia a afectar sólo al oeste peninsular con algunas lluvias y vientos locales.

Por ahora, no parece que haya de qué preocuparse con este sistema tropical, ni siquiera en caso de llegada directa a la península, ya que las condiciones no le son tan favorables como para llegar de forma demasiado activa, «huracanada» o extrema a nuestro territorio. Lo que sí puede desencadenar la proximidad de Gabrielle es la llegada nuevas lluvias decentes a muchas regiones muy necesitadas de agua en estos meses.

Aún así, estamos en meteorología y conviene permanecer atentos a su evolución ante cualquier sorpresa por fortalecimientos puntuales/inesperados que puedan plantear modificaciones en su trayectoria. Este tipo de situaciones son siempre muy apasionantes de seguir, así que estaremos pendientes.

Gracias por leer.

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